La costumbre de que un caballero que camine acompañado de una dama vaya del lado de la calle y ella vaya del lado de la pared viene de los días cuando no había plomería de drenaje en las casas de Europa y los ocupantes vaciaban sus "vacinicas" en el arroyo de la calle. Después, ésta costumbre prevenía que los caballos o carruajes, y luego los automóviles salpicaran de agua, lodo, o lo que fuera, en la dama.

La costumbre de que un caballero que camine acompañado de una dama vaya del lado de la calle y ella vaya del lado de la pared viene de los días cuando no había plomería de drenaje en las casas de Europa y los ocupantes vaciaban sus "vacinicas" en el arroyo de la calle. Después, ésta costumbre prevenía que los caballos o carruajes, y luego los automóviles salpicaran de agua, lodo, o lo que fuera, en la dama.